El mandato de celebrar Yom Kippur se halla en el texto contenido en Levítico 23:27-32. 

Mucho se puede decir de este día de cómo desarrollarlo. Pero vamos a centrarnos en lo que significa y representa.

Kipur no tiene mucha representación gráfica en la Torá (por desgracia), sólo aparece en el texto en hebreo 64 veces.

La palabra origen de Kipur es Kafár.

Kafár se traduce en diferentes acepciones (según el texto): aldea (protegida por murallas), cohecho, precio, redención, rescate, cancelar, limpiar, pacto, purificar. reconciliar, reconciliación, pintar (cubriendo con betún y brea)..

De esta surgen otras:

  1. Kófer: cubierta
  2. Kaporet: tapa (sólo se usa para la tapa del arca), propiciatorio.
  3. Kipur: expiación.

En varias ocasiones hemos oído hablar de Kapará. Esta palabra no es bíblica en absoluto; su origen se encuentra en la literatura rabínica. Esta construcción está basada en una forma que es muy común en el Tanaj. La palabra Kapará, como es usada por comentaristas judíos, describe el resultado abstracto del acto de expiar.  Pero esta palabra se utiliza como un equivalente al hebreo Kafár (que sí aparece en la Torá).

Como bien sabemos, el ritual de Yom Kipur consiste en el sacrificio de un animal, una gallinácea. La víspera a este día es tan señalado, por muchos de los judíos ortodoxos, que practican este mareo de la gallina. Esta costumbre tan arraigada, consiste en pasar varias veces una gallina viva, por encima de la cabeza del creyente, mientras se recita la plegaria »este es mi cambio, este es mi sustituto, este es mi expiación».

Famosas son algunas opiniones contrarias, precisamente en el seno más distinguido del pensamiento judío de origen sefardí, donde se afirmaba que la costumbre originada al parecer en la época de los Gueonim (el periodo Gueonim en Babilonia se extiende entre los años 589-1038 en Sura y Pumbedita).

Najmánides, por ejemplo, denunció la práctica de Kaparot como idolátrica, »una costumbre de los amorreos».

Por su parte el autor del Shulján Aruj, R. Iosef Caro enunció en su magna obra que: » la costumbre de Kaparot… es una práctica que es preferible evitar» (Oraj jaim 605:1).

Es decir, ellos sabían de su origen babilónico idolátrico (como muchas de las prácticas, doctrinas y nombres en el seno del judaísmo rabínico).

Bueno, pues a la gallina se le rebana el cogote y se las mete boca abajo en unos recipientes que son como las latas de las aceitas grandes (la española).

Eso es parte de la festividad en el judaísmo rabínico.

Es de destacar, que esta festividad, estaba relacionada con el Templo de Jerusalem y su práctica se asociaba de forma indudable con el perdón de los pecados.

Es curioso que hoy en día cuando se habla de Yeshúa  dicen (muchs rabinos) que no puede expiar los pecados de nadie, porque un hombre no puede expiar a otro.

se olvidan lo recogido en Isaías 53:4,7.

Se olvidan del goel (de gaal), redentor, vindicador, defensor, libertador, rescatador.

Ese es el objetivo de la expiación, esa es la gran misión del Mesías.

El Mesías es el redentor, es el expiador de todos aquellos que aceptan su sacrificio como válido y lo más importante: como ejecutado por voluntad divina. 

Es por eso que es tan importante: quien niega al mesías, está negando al Eterno. Quien resiste a Yeshúa, resiste al Eterno (por cuanto él le envió a expiar nuestros pecados)

por tanto, necesitamos al mesías para expiar, porque no sirve de nada bueno sacrificar una gallina como nuestra expiación, sino sólo a la ira del Eterno.

Así es: » quien desprecia a Yeshúa y confía en una gallina, acarrea sobre él la ira del Eterno».

en Yom Kipur el objetivo es atesorar en nuestro corazón y en nuestra mente: que nos habla de Yeshúa, de su muerte, de su sacrificio, de lo que anunció siglos antes Isaías. Lo que algunos rabinos enseñaron sobre el mesías.

Por eso, cuando ayunemos, cuando alcemos nuestra plegaria, siempre hemos de hacerlo por los méritos del mesías. Los méritos de una gallina, es poner huevos, nada más.

Lleguemos con un corazón agradecido, compungido, sincero, recordando lo que pasó en el Sinaí. También con metas a presentar, con actos a realizar para crecer espiritualmente.

No hace falta que escribas tus pecados y lo tires a un río, basta con que te humilles delante del Eterno y busques »su rostro» en tu vida.

Quiero decir que el nombre de la festividad no es Yom kipur, sino Yom Hakipurim (día de las reconciliaciones). 

No olvidemos los pecados que cometimos como pueblo.

No olvidemos las bendiciones del Eterno.

Yeshúa ya te redimió, solo tienes que proclamarlo.