Jag Sucot, la fiesta de las cabañas, es una de las tres fiestas de peregrinación (junto a Pesaj y Shavuot). Cualquier judío de la antigüedad lo celebraba presentándose en el Templo y realizando una serie de rituales. Fue después del año 70 EC y de la destrucción del Templo cuando surgen modificaciones de esta festividad.

Pero el origen de la fiesta debemos entenderla en el contexto que nos marcó el Eterno. Fue Él quien nos ordenó guardar y recordar este día por todas nuestras generaciones. Esto se encuentra recogido, por ejemplo, en Levítico 23: 33:37:

‘’ Habló el Eterno a Moshé diciendo: habla a los hijos de Israel y diles: el día quince del mes séptimo habrá santa convocación. No haréis ningún trabajo de servidumbre (es decir, equivale a shabbat). Siete días presentaréis ofrendas ígneas ante el Eterno. El octavo día tendréis santa convocación y presentareis ofrenda ígnea ante El. En el octavo día tendréis santa convocación: es reunión solemne, ninguna obra de servidumbre haréis […]

v-39-43:

Ciertamente el día quince de este mes séptimo, cuando hayáis recogido el fruto de la tierra, celebrareis una fiesta solemne al Eterno durante siete días. El primer día habrá un reposo solemne, y el octavo día también habrá un reposo solemne.

El primer día tomaréis para vosotros fruto de árbol selecto, ramas de palmeras, ramas de árboles frondosos y sauces de arroyo y durante siete días os regocijaréis en presencia del Eterno vuestro Dío. Celebraréis esta fiesta solemne al Eterno anualmente durante siete días. Estatuto perpetuo (eterno) por vuestras generaciones que celebraréis en el día séptimo. Siete días morareis en cabañas, para que vuestras generaciones venideras sepan que en cabañas yo hice morar a los hijos de Israel cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy el Eterno vuestro Dío. Así promulgó Moshé a los hijos de Israel las fiestas solemnes señaladas del Eterno.

Es fundamental que recordemos lo que nos ocurrió en el pasado. Vivimos por los recuerdos que permanecen en nosotros.  No somos un pueblo que solamente ‘’cree’’ (las creencias aparecen y pueden esfumarse fácilmente). Somos un pueblo que cree y vive de acuerdo a la voluntad del Eterno.

Estuvimos literalmente durante cuarenta años en el desierto habitando en cabañas (sucot) como castigo por nuestra desobediencia. Es fruto y consecuencia de nuestra actitud y de nuestros actos (analicemos el contexto histórico)

Lo que realmente simboliza las cabañas es que somos tan frágiles como ellas y que es el Eterno quien nos protege.  El nos protege al igual que nos castiga si es necesario, pues una cosa no quita a la otra.

Lo beneficioso no tiene por qué ser agradable; debemos de tenerlo claro.

En ocasiones el Eterno nos manda cosas que nos resultan desagradables. Pero no se trata de hacer lo que nos gusta, sino lo que El nos mande.  

Sucot va más allá del concepto que nosotros entendemos por ‘’fiesta’’, como pueden ser discotecas, cumpleaños o carnavales. 

Sucot tiene el carácter solemne, auténtico, suntuoso, sublime, tal como lo estableció para proclamar sus grandezas.

Sucot está establecido para que recordemos siempre lo que el Eterno hizo por nosotros y la misericordia que tuvo.  Porque a pesar de todos nuestros errores, nos guardó y nos cuidó.

Recordamos siempre lo que somos: ‘adoradores’ (Yehudi) del Dío. Su ley, su Torá es nuestra forma de vida.