Parashá, Judaísmo, Metzora

¡Shalom, estimados!

La porción tradicional de esta semana tiene por nombre Metzorá. Suele aplicársele una relación con hablar mal del hermano (lason hara), pero lo cierto es que el contenido de esta porción de la Torá no habla de tal cosa.

Si leemos los capítulos 14 y 15 de Vayikrá, descubriremos el verdadero contenido: las plagas de lepra y tiña (14) y la de emisión de semen y flujo menstrual (15). Ciertamente la elocuencia suele ser confundida con la erudición, por eso son tan peligrosos los charlatanes; sus muchas palabras hacer desvariar al oyente.

Una persona puede disertar largamente sobre cualquier tema y puede adornarlo de tal manera que parezca en verdad, palabra de lo alto. Pero serán solo divagaciones humanas si no se ciñe a la palabra del Dío.

Quiero reflexionar sobre una palabra clara, y el mensaje central de toda la porción.

La palabra es Kafer, se traduce por expiar, cancelar, perdonar, limpiar, reconciliarse (14:21).

El mensaje central es la impureza. La impureza de aquel que tiene sobre si o sobre sus posesiones, los efectos de la plaga, siento está asociada con «culpa y pecado» (14:13).

Por tanto la porción de esta semana nos habla de «culpa, pecado y expiación o de suciedad, limpieza y de purificación».

Nos habla de situaciones y enfermedades que el hombre es incapaz de controlar: emisión nocturna, flujo normal o patológico y por supuesto plagas. Nadie desea el flujo nocturno, ninguna mujer controla su menstruación y nadie decide tener o no tener lepra o tiña.

En cambio están ahí, contempladas en la Torá y con efecto en la vida del pueblo de Israel.

Y de la misma manera que nadie puede ejercer control a voluntad, sobre sufrir o no tales trastornos, tampoco nadie tiene la capacidad de autolimpiarse de ellos. El Eterno señala nuestra «mancha» que impide vernos como justos o limpios (sean estas enfermedades o cualquier tipo de conducta), pero también provee la forma en que él nos veía como limpios. La forma se la denomina expiar.

Expiar es uno de los dos cometidos del mashiaj, el otro de esos cometidos, es que el pueblo de Israel aprenda, viva y enseñe la Torá dada en el Sinaí.

Corderos, palominos o tórtolas son elegidos por el Dío como sustitutos hasta que venga el verdadero Goel de Israel, el Mashiaj.

Otro detalle importante de este relato, es la necesidad de quitar de nuestras vidas todo aquello que nos contamine, bien sea piedras, maderos o ropa.

Dos cosas, en definitiva,  nos habla este texto tan impactante:

 

* La necesidad de ser limpiados por el Goel.

* La necesidad de apartarnos de aquello que nos contamina.

 

Meditemos en ello durante esta semana que viene.

¡Días buenos que tengas!

Berajot

Rabino Mijael Sofer.