¡Shalom, estimados!
En la porción de esta semana podemos ver como Adonay habló a Moshé, para que este a su vez hablara al pueblo.
En ella encontramos instrucciones precisas sobre la administración del campo, de las viviendas, de la tierra, de los préstamos, de las ventas, de los esclavos, de los siervos y al final de la porción sobre la idolatría.
Esta porción toca varios aspectos, unos del ámbito comercial, es decir en horizontal (pues está relacionado con los semejantes). El otro ámbito, el vertical está relacionado con una relación única, tanto en dirección como en intensidad: la relación con el Eterno.
Por tanto, esta parashah nos habla de nuestra relación con la creación, con las criaturas y con el creador.
Y es que la Torá tiene como objetivo primordial, descubrir la forma correcta, ¿de qué?: DE TODO.
De vivir, de amar, de trabajar, de cultivar, de pagar impuestos, de hacer la guerra, de adorar, de Todo.
Por eso es tan importante conocerla y ponerla en práctica.
Algunos piensan que su capacidad de «sentido común» es una buena regla o guía para vivir. Con lo que es su conciencia, su conocimiento, su educación, lo que marca la norma en su vida. Pero eso es un error.
La parashá de hoy se llama BEHAR, cuyo significado es: «en el monte». Los momentos más importantes de Israel están relacionados con un monte: el Sinaí. Desde él, la Torá verdadera fue proclamada, enseñada, incrustada en los corazones de los temerosos judíos y los libertos israelitas.
En los dos se produjo un hecho parecido: Adonay se manifestaba sin ambigüedad y sin dobleces.
No queda margen en estos compendios de la voluntad de Adonay, no hay lugar para pensar que la sabiduría del hombre es una garantía de acierto en la vida.
Pero regresemos al Sinaí
Hemos citado de una forma sencilla todos los aspectos de lo que habla la parashah de hoy. En la porción encontramos la fórmula mágica para que todos estos mandamientos el hombre los ponga por obra: Temor de Elohim.
Y temerás a Elohím (Lev. 25:35 – 43) «veyaretá Eloheija» (de Yaré, temor).
No es válido, nunca lo ha sido la razón, el sentido común, ni la formación académica. Sólo el hombre obedece al Eterno, cuando tiene temor de Él (Yaré). Algunos lo traducen por reverencia, porque su teología les impide creer que hay que temerle: sólo amarle. ¡Dios es amor!!, cómo va a juzgarnos o a condenarnos??
Permíteme una apreciación:
Yaré viene de la palabra Yara (señalar con el dedo, apuntar)
No te confundas, ni te confundan. Necesitamos el temor, la reverencia, para obedecer la voluntad del Eterno. Miles de años nos demuestran que el ser humano (yehudí o goy) tiene inclinación al mal y a la rebeldía.
Fijaros si es importante el temor de Elohim, que fue, ha sido, y es el gran problema del pueblo judío. Me explico.
En el cap. 26:1-2 se recoge: 1 «No os haréis ídolos, ni os levantaréis imagen tallada ni pilares sagrados, ni pondréis en vuestra tierra piedra grabada para inclinaros ante ella; porque yo soy el SEÑOR vuestro Dios. 2«Guardaréis mis días de reposo, y tendréis en reverencia mi santuario; yo soy el SEÑOR.
Está claro el mandamiento, no hay lugar al doblez de significado, pero fijaros:
En el tratado del Talmud «Sanedrín» se halla un disputa entre dos autoridades rabínicas: Rabá y Avayye. Aunque la lectura es interesante, voy a recoger sólo lo que argumentaba Rabá: Si uno hace un acto de idolatría por amor o por temor, está exento de culpa: Es decir, si te lo pide alguien a quien tú amas, o por amenaza de muerte. Otros argumentan que, si es por amor a la imagen, porque es muy bonita, está exento de culpa.
¿Cómo puede alguien temeroso del Eterno enseñar tal aberración y despropósito?
Deut. 6:13 “Adonay tu Dios temerás y a él sólo servirás»
Temor, temor de Elohim falta. No sólo en el judaísmo, en todo el mundo y en toda religión, porque religiones hay muchas, pero Elohim sólo hay uno. Sólo una es su Palabra, sólo tiene un juicio, pero el hombre en un acto de desprecio al juicio divino y al castigo divino, le reta en un acto de soberbia.
¡Volveos, volveos dice el Señor!!
Berajot
Rabino Mijael Sofer.