
Shalom estimados lectores
Shalom amados. Las porciones de esta semana (son dos) se traducen como “en el monte” y “en mis estatutos”. Esta semana la lectura es muy importante, pues en ella leemos lo contenido en levítico 26. Como muchos de ustedes saben, mantengo entrevistas casi todas las semanas, y la tristeza me suele embargar en muchas de ellas. Y esa tristeza es debida a causa de la enseñanza recibida en las religiones por donde pasan esas personas que quieren congregarse con nosotros. No me refiero a doctrinas en concreto, sino al cimiento que sustenta a muchas de esas, me refiero a la mentira.
La mentira es terrible. Fue utilizada siempre, de forma reiterada por hasatán. Con Java, al comienzo del pecado, con Yeshúa en el desarrollo de la redención y es utilizada hoy en día, para alejar del Eterno a aquellos que quieren conocer y vivir su voluntad.
Hay mentira de baja intensidad, pero también demoledora. Me refiero a lo que se inventa. Cuando un cura, un pastor, un moré o un rabino, enseña algo salido de su mente, está mintiendo. Y lo está haciendo por la simple razón de que la verdad es lo único que existe, todo lo que se inventa es mentira. Quizás tenga apariencia de erudición, pero es sólo engaño y manipulación.
Cuando un religioso dice que para agradar al Eterno has de desobedecerle, es la más terrible mentira que salió de la mente de hasatán. El capítulo 26 de levítico es claro en este aspecto. La Torá ha sido distorsionada, manipulada, adulterada y ninguneada, pero es la voluntad del Eterno para su pueblo.
Si en donde usted se reúne le hablan en contra de la Torá, le están enseñando a desobedecer al Eterno. Si le enseñan doctrinas de hombres y las llaman Torá oral, le están mintiendo y las consecuencias las puede leer en la porción de esta semana.
Tenga cuidado, su presente y su futuro depende de la Palabra del Eterno.
Shalom.
R. Mijael Sofer