Shalom estimados:

Si les dijese que estamos en medio de una de las fiestas más importantes del año, pensarían que nada nuevo os enseño.

Pero ¿qué es fiesta?  La palabra hebrea es “moed” y pude tener diferentes significados: testimonio, solemnidades, tiempo, hora señalada, designación, tiempo fijo, temporada, solemnidad, testimonio, tiempo.

Podemos ver que el concepto que podemos tener de fiesta, donde el objetivo es disfrutar y por tanto centrado de nosotros, es totalmente erróneo. Moed hace referencia a un tiempo establecido por el Eterno para ser testimonio de Él. Es un mandato establecido por todas las generaciones. Pero más: es la fiesta que se recoge en Zacarías 14:16, y que la celebrarán obligatoriamente todas las naciones.

Tres puntos reseñables encontramos en esta lectura.

1: El más importante: el Dío habló (no es una tradición humana).

2: Él decide lo que es importante (también en nuestras vidas).

3: Cuando hagamos lo que Él ordena, lo haremos de tal manera que sea aceptable (no como nos dé la gana o como nos sea más fácil o asequible). Porque si no lo hacemos así, no podemos decir que observamos o cumplimos sus mandamientos. Y por tanto seremos acusados de profanar su Santo Nombre.

Porque si nos definimos o nos identificamos como Israel y no guardamos sus mandamientos, estamos profanando su Nombre.

Quizás alguien pensó alguna vez que la mediocridad es válida para seguir a Adonay; pues tengo una mala noticia para el tal: ¡eso es imposible!

Si has pensado que tu criterio (el nuestro) es lo importante y lo definitivo; tengo una mala noticia. Tú no tienes esa capacidad. Nuestros principios (lo que para nosotros es importante), poco o nada tienen que ver con el Eterno.

Sé que para muchos el Shabbat es muy importante: congregarse, reunirse, alegrarse, y lo es  para mí también. Pero mucho más importante son las fiestas del Eterno, no se confunda.

Hablamos de la fiesta que nos recuerda que el Eterno tuvo misericordia de nosotros y nos proveyó todo lo necesario para subsistir, a pesar de nuestra traición. El Eterno cuidó de nosotros, por eso Sucot es tan especial.

No es más espiritual (fiel al Eterno) el que cumple normas religiosas o tradiciones de rabinos, sino el que se mantiene fiel ante el Eterno, ante su palabra, ante sus mandamientos.

Sobre Sucot se ha escrito muchísimo, y algunas cosas sin fundamento en la Torá.

Sucot nos deja algunos mensajes fundamentales:       

1.- Nuestra fragilidad.

2.- La protección del Eterno.

3.- Que del Eterno no solo podemos esperar bendición, sino también castigo.

4.- Que ese castigo es en nuestro beneficio y por tanto: beneficioso.

5.- Que lo beneficioso no tiene por qué ser agradable. Y que nunca tienes que hacer lo que te guste, sino lo que Adonay te manda.

6.- Que da igual lo que tengas, el trabajo que desarrolles o lo mucho que ganes, debes recordar la cabaña en la que merecimos vivir.

7.- Que ser judío no es creer en un conjunto de doctrinas o creencias, sino: Comer, ayunar, habitar, celebrar, endechar. Y si no lo haces, da igual lo que creas o quién te creas: Tú no eres del pueblo del Eterno.

8.- Vivir la Torá es requisito del Eterno.

Podremos faltar al servicio litúrgico por alguna causa, pero no hay excusa válida para desobedecer al Eterno en sus mandamientos, y las fiestas solemnes son parte de esos mandamientos.

Gocémonos en la festividad de Sucot y recordemos la causa de ella.

Berajot

Rab. Mijael Sofer