parashá, judaismo, ha azinu

Shalom estimados

 

¿Cuántas derashot (predicaciones) habremos escuchado en nuestra vida? ¿Cuántas amonestaciones a caminar de una forma recta?

¿Cuántas palabras encaminadas a que vivamos con fe en un mundo impío? ¿Cuántas exhortaciones a descansar tranquilos en el sacrificio del Mashiaj? Y ¿cuántas han tenido un efecto de shuvá, de  volver, de retorno?

¿Marcaron un antes y un después en nuestra vida?

La parashá de esta semana se inicia recordándonos todas las bendiciones que Adonay nos ha dado cuando nos escogió, pero también nos señala cómo el exceso de cosas materiales, el poder, el dinero, los lujos y la mundanalidad nos pueden apartar de Adonay.

Quizás pudiera parecer un cuadro demasiado negro e irreal, pero coincide de una mera demasiadamente sospecha con la vida actual:

El mundo  se encuentra sumido en desesperación, guerras, hambruna y pandemias,  el mundo se ha olvidado del Eterno dándole la espalda a todas sus directrices de vida y enseñanzas.  

 

Deuteronomio 32:18-21 De la Roca que te creó te olvidaste; Te has olvidado del Dío, tu creador. Y lo vio el Eterno, y se encendió en ira por el menosprecio de sus hijos y de sus hijas. Y dijo: Esconderé de ellos mi rostro, Veré cuál será su fin; Porque son una generación perversa, hijos infieles.  Ellos me movieron a celos con lo que no es el Dío; Me provocaron a ira con sus ídolos; Yo también los moveré a celos con un pueblo que no es pueblo, los provocaré a ira con una nación insensata.

 

En el texto leído encontramos una profecía revelada por Adonay a Moshé. Les AFIRMA la  apostasía de los benei Israel; la calamidad que les sobrevendrá por ella. Pero lo más importante es lo que el Eterno les dice en la última parte de esta porción de la Escritura.

Adonay dice aquí, que por el abandono de Israel a su Elohim, Él  levantará de las naciones a quienes le honrarán, quienes por su fidelidad, provocarían tanto celos como ira.

No caigamos en el error de pensar que el juicio de Adonay es exclusivamente para Israel (el texto parece hablar así). Si la bendición es para Israel, para toda la humanidad también y si el juicio es para Israel, también lo será para los gentiles.

 

Dice Isaías 49:6 “Poco es para mí que tú seas mi Siervo para levantar las tribus de Jacob, y para que restaures el remanente de Israel; también te di por luz de las naciones, para que seas mi salvación hasta lo postrero de la tierra.

Pero en contraste con este maravilloso misterio revelado, encontramos una afirmación de Adonay que nos debe hacer reflexionar mucho. Debemos indagar, escudriñar diligentemente, no sea que hagamos lo mismo una y otra vez:

Deuteronomio 32:28.

“Porque son nación privada de consejos, y no hay en ellos entendimiento…”

 Y 32:46

“Aplicad vuestro corazón a todas las palabras que yo os testifico hoy, para que las mandéis a vuestros hijos, a fin de que cuiden de cumplir todas las palabras de esta Torá”

Ahora hagamos un ejercicio práctico: ¿vemos niños a nuestro alrededor? ellos son el indicador, el testigo de que tenemos una orden de Adonay.

Ellos son el futuro ¿de cuánto tiempo? NO TENGO NI IDEA, ni me preocupa. No sé cuándo regresará el Mashiaj, pero sí sé que tenemos una misión como pueblo, como Kehilá.

¿Te hayas en esa misión? Uhhh……. ¿dónde te encuentras?

Una pregunta: ¿si viniese el Mashiaj ahora, ¿dónde te pillaría?, ¿cómo te pillaría? ¿Le agradaría lo que haces?, ¿tu compromiso y entrega?

 

Te recuerdo lo que te dijo Moshé a ti  ¡sí a ti!:

47 “Porque no os es cosa vana; es vuestra vida, y por medio de esta Torá haréis prolongar vuestros días a la tierra a donde vais, pasando el Jordán, para tomar posesión de ella”

 

Miremos en nuestro interior, enderecemos nuestros caminos. Rehagamos nuestra mochila, “nuestro corazón” y desechemos todo aquello que no nos es útil en este viaje que realizamos.

 

En este tiempo en que celebramos Yom haKippurim, reflexionemos en nuestras vidas, hagamos Teshuvá (arrepentimiento), y reconciliémonos con el Dío, con nuestros hermanos y con nuestro prójimo.

 ¡Que nuestros nombres estén inscritos en el Libro de La Vida!

¡Que Adonay nos bendiga y nos guarde!  

Shalom.

R Mijael Sofer PhD.