Shalom estimados:
La parashá de esta semana se manifiesta como un faro que ilumina nuestra vida. Como un fiscal que nos descubre ante el Eterno. Un detective del Eterno que revela nuestros delitos y pecados. El Eterno siempre nos demandó ser santos. La porción es muy clara al respecto.
Incluso debió ser muy incomodo para Moshé: declara ilícita la unión de sus padres (Levítico 20:19). También la unión de Abraham y Sara (Levítico 20:17).
La realidad, es que sabemos que la cosa no quedó aquí, pues el pueblo de Israel practicó lo que se recoge en esta porción, me refiero al sacrificio de los hijos al dios Moloc (Levítico 20:2-5), está denunciado en Jeremías 7:30 y 2 Reyes 16:3. Quizás, alguno de los herederos doctrinales del fariseísmo, argumente que eso pasó hace mucho tiempo y que esas aberraciones están muy lejos de lo que ahora se denomina judaísmo. Pero lo cierto es que eso está muy lejos de ser la verdad.
Todo aquel que se denomina judío y basa su creencia en el Talmud: (ortodoxos, masortíes, liberales y muchos de los llamados mesiánicos) aceptan como Torá el trabajo literario de hombres corruptos e impíos.
Sé que esta afirmación no me proveerá de admiradores y de halagos. No me importa.
Quiero contrastar las mitzvot de esta porción, con algo de lo recogido en el tratado Sanhedrin 58b “Rav Ḥisda dice: A un esclavo cananeo se le permite casarse con su madre y se le permite casarse con su hija. Esto se debe a que ha abandonado la categoría de gentil al sumergirse en un baño ritual con el fin de convertirse en esclavo de un judío y, en consecuencia, todas sus relaciones familiares anteriores son ignoradas según la halajá; pero no ha entrado en la categoría de judío, como lo demuestra el hecho de que no está obligado a observar todas las mitzvot de los varones judíos.
Por lo tanto, el decreto de los Sabios que prohíbe los parientes maternos de los conversos no se aplica a él.” Tratado Sanedrim 64b “Dice R. Aja, hijo de Rabbá: Si uno hace pasar por el fuego a toda su prole, está libre de castigo, ya que está escrito: “Alguno de la prole”, y no “toda la prole”.
Esto es lo recogido en el Talmud, lo que se enseña de forma vehemente que es Torá oral, de obligado cumplimiento.
¿Kedoshim? ¿Somos en verdad kedoshim?
El pueblo de Israel no será santo hasta que dejemos de creer en todas estas aberraciones. Adonay es claro, siempre ha sido claro.
¿Creeremos a hombres corruptos o al Dío Santo?
Meditemos!
Berajot
Rabino Mijael Sofer PhD.