Shalom estimados,
Nos acercamos hoy a un texto sumamente práctico para la vida diaria y cotidiana: el conjunto de normas que el pueblo de Israel debía observar para andar en el orden de su Dío.
¿Cuál es el verso clave?: así quitaras el mal en medio de ti
Una vez hayamos leído la porción, aprenderemos:
Que envilecer es pecado.
Que humillar es pecado.
Que la opresión es pecado.
Que la usura es pecado.
Que la avaricia es pecado.
Que el cohecho es pecado.
Que la inmisericordia es pecado.
Que no cumplir las órdenes de Adonay es pecado.
También hemos aprendido que la mezcla no es buena, y no hablamos de harina y huevos, o de leche y canela, hablamos de mezclarnos con este mundo impío. Este mundo que poco a poco destruye nuestra vida de fe, nuestras pautas de oración, o nuestro compromiso de asistencia la sinagoga.
Si el Dío nos entregara hoy la Torá, no hablaría de ramas cuando vayamos a hacer nuestras necesidades. Nos hablaría de la declaración de la renta, de cómo educar a nuestros hijos, de la forma de conducir, etc.
La porción de esta semana comienza con una advertencia: “cuando salgas a la guerra”.
Muchas batallas y guerras hay en nuestra vida. El texto nos habla de guerra contra diferentes enemigos, que podríamos entender como enemigos individuales y enemigos de todos nosotros.
Muchos enemigos han surgido en nuestra existencia, nunca hemos estado en paz. Nunca hemos vivido como el resto de los pueblos, y no hablo solo como nación. Podíamos hablar de sucesos laborales, familiares, amigos vueltos enemigos por ser judíos.
Todos estos peligros nos hablan de guerra física y de guerra espiritual.
Para nuestra defensa física hemos de tomar medidas: unidad como pueblo, unidad como Kehilá, porque nuestra fortaleza está en unirnos como un solo hombre, como nos enseña Esdras.
Incluso a la hora de conseguir logros, solos nos será muy difícil, como pueblo todo es más fácil.
Nuestra defensa espiritual comienza con tener claro quiénes somos y nuestro objetivo en la vida. Alguien escribió: solo cuando sabes por lo que estarías dispuesto a morir, es cuando tu vida tiene sentido. Y yo añado: solo cuando sabes por lo que estarías dispuesto a morir es cuando puedes deleitarte cada día en la vida que tienes, solo entonces puede ser feliz.
Nuestra alma solo puede estar segura fielmente agarrada al Eterno, solo así serás vencedor. Y créeme, la victoria y la felicidad van de la mano.
Concluyo afirmando: que las Normas, las Mitzvot y la Torá, tienen como objetivo una vida física en orden, en paz y justicia.
Tener claro quién eres, lo que espera Adonay de ti y el propósito de tu vida, te harán ser feliz.
Shalom Shalom.
Rabino Mijael Sofer.