
Shalom estimados,
Estamos ya en la porción segunda, Noaj. En ella encontramos un relato que no nos deja impasibles, es el capítulo 6 de Bereshit.
“Aconteció que cuando comenzaron los hombres a multiplicarse sobre la faz de la tierra y les nacieron hijas, 2 al ver los hijos de Elohim que las hijas de los hombres eran hermosas tomaron para sí mujeres, escogiendo entre todas. 3 Entonces dijo Adonay: «No permanecerá mi ruaj en el hombre para siempre, porque es carne, vivirá ciento veinte años.»
4 Había nefilim (gigantes) en la tierra en aquellos días, y también después que se llegaron los hijos de Elohim a las hijas de los hombres y les engendraron hijos. Éstos fueron los hombres valientes que desde la antigüedad alcanzaron renombre.
5 Vio Adonay que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos de su corazón sólo era de continuo el mal; 6 y se arrepintió Adonay de haber hecho al hombre en la tierra, y le dolió en su corazón. 7 Por eso dijo Adonay: «Borraré de la faz de la tierra a los hombres que he creado, desde el hombre hasta la bestia, y hasta el reptil y las aves del cielo, pues me arrepiento de haberlos hecho.»
8 Pero Noé halló gracia (misericordia) ante los ojos de Adonay.”
¿Qué hemos percibido de esta lectura?, seguro que hemos visualizado en nuestra mente gigantes ¿Cómo eran? ¿Qué identificamos o que características le damos a un gigante? Los hemos imaginado fuertes, grandes, temibles, intrépidos, valientes, arrogantes, con armas gigantescas, crueles, despiadados.
Estos seres son utilizados en la Torá, como exponente de la maldad de su tiempo.
La maldad que indujo a Adonay a destruir el mundo que él había creado. La verdad es que estos tiempos en que vivimos tienen demasiado paralelismo con el mundo aquel:
Estamos llenos de injusticia: ancianos desahuciados y en la pobreza.
Mucha violencia hacia las mujeres y niños, incluso por personas religiosas.
Nos rodea la maldad: hasta los niños y jóvenes son retorcidos, no digamos los mayores.
Como podemos ver, y sabemos perfectamente, nada de aquello se extinguió. Murió aquella generación, pero la maldad se reprodujo (recordemos Can y Canaán). El germen ya lo llevaban los hijos de Noé.
Pero el más poderoso gigante de aquellos días, con su arma más poderosa, no vencería a cualquier soldado de hoy en día, con su armamento reglamentario.
Nóaj significa quieto, reposado. Su nombre viene de núaj, que se traduce como descansar, descanso, posar, quieto, reposado. Tiene otros significados que aluden a reposo interior, como buscador de condescendencia, apaciguador, aplacar, dar consuelo.
Nóaj hizo muchas cosas importantes, pero quiero dejar claro que nada tiene que ver con las famosas 7 leyes de Nóaj, esas son un invento de los fariseos. Según lo dicho por el Eterno Génesis. 9:3, podían comer todo tipo de animales (no existía separación de apto, no apto)
Nóaj era el «buen hombre» que se esperaba de nosotros.
Nóaj era el modelo que debería imitar su descendencia.
Eso fue lo que hizo que el Eterno tuviese de él misericordia. Tenía que moldear al mundo con su ejemplo, con su carácter, con su forma de vida. La torá dice que era un tzadik, y tamim.
Tzadik: justo
Tamim: integro, verdadero, completo, perfecto, recto, sin tacha.
En un mundo como el que vivimos, nosotros debemos ser Tzadik y Tamim. Si él lo fue sin la Torá, nosotros con más razón deberíamos serlo. Nuestro mundo es más terrible, con lo que la luz debería alumbrar más. Y tenemos la Torá y al Mashiaj, con lo que tenemos armas más poderosas y mayor ejemplo que imitar.
Los Justos e íntegros son los que hayan misericordia, son los que cambian el mundo, son los que destellan y alumbran. Son los que transforman la sociedad.
Tzadik y tamim, recordemos.
Shalom
Rab. Mijael Sofer PhD.