parasha, judaismo mesiánico, noaj

Shalom estimados,

El hacer preguntas es parte de la forma de entender la vida del judío. Son tan importantes las preguntas, que sin ellas no podríamos entender el Tanaj o cualquier otra escritura. Resuenan las 6 preguntas básicas: ¿Qué, quién, cómo,cuándo, dónde y por qué?.

Si aplicásemos estas preguntas de forma general, hallaríamos respuestas contundentes a los problemas de la vida. También a la situación que está ocurriendo en Israel.

De hecho he leído a muchas personas cuestionándose:

¿Cómo es posible que hayan sorprendido los terroristas a Israel?, ¿Por qué no detectaron la amenaza?, ¿Dónde estaba el ejército durante tantas horas?

Pero también podríamos hacernos esas preguntas en nuestro plano existencial: ¿Por qué me ocurre esto?, ¿Qué puedo hacer para solucionar este episodio de mi vida?

Las preguntas son tan importantes porque ellas te proveen de las soluciones apropiadas.

  • ¿Cómo era Noaj?
  • ¿Cómo era la sociedad en que vivía?
  • ¿Cómo lo veía el Eterno?
  • ¿Qué influencia tuvo esa sociedad en sus hijos?
  • ¿Cómo se pudo radicar el mal?
  • ¿Dónde encontraron la forma de protegerse del juicio divino?
  • ¿Quién fue el que les salvó de ese juicio?

De todas esas preguntas y sus respuestas, podemos formar una visión increíblemente útil de quiénes somos, cuál es nuestro problema y quién es nuestro ayudador.

¿Qué era lo más importante que tenía Noaj? La respuesta es muy importante. No era su familia, ni las herramientas, ni sus dotes de carpintero, ni su conocimiento del manejo de los animales, nada de eso.

Lo más importante que tuvo fue el “crédito de Adonay”. Me refiero a la valoración que Adonay le aplicaba: Varón justo y sin defecto (dicen algunas traducciones).

Eso es lo más importante que podemos tener, que tenemos y tendremos:  Cómo nos ve Adonay?.

Esa cuestión tendría que ser suficiente para cambiar de hábitos, de conducta, la forma de relacionarnos, la forma de vivir nuestra fe, la forma de mostrar nuestra pertenencia al pueblo de Israel.

Ciertamente, alguno de nosotros vivimos nuestra vida como si fuéramos soberanos absolutos de nosotros mismos. Esto es una necedad terrible.

Reflexionemos cada día, ¿cómo nos ve Adonay, cómo nos valora?.

Podremos engañar a nuestro prójimo, en base a las pocas horas que compartimos con él. Pero si caminamos con Elohim, si vivimos gracias a él, no hay nada que podamos ocultarle.

Pregúntate: ¿Cómo me verá Elohim?

Y cambia!

 

Shalom

Rab. Mijael Sofer PhD.