Shalom estimados

La parashá (porción) de esta semana tiene muchas enseñanzas importantes.

De todas ellas reflexionaré sobre una. El nombre de esta porción es la primera palabra que aparece en el verso primero del capítulo 18: Vayerá.

Esta palabra es traducida, en casi todas las versiones como: “Y apareció”. Pero esta palabra no tiene sólo ese significado. Se forma con resh, alef y hei. Tiene variedad de significados, según el contexto.

¿Cómo apareció Adonay a Abraham?. El texto en cuestión nos habla de tres hombres. Tres hombres que fueron enviados por el Eterno, y que por tanto son malajim.

Algunos interpretan que son seres sobrenaturales, pues creen que malajim se refiere a ángeles.

Malajim no nos habla de cualidades o características de seres sobrenaturales, sino de alguien que ejecuta la voluntad divina. Viendo el contexto y viendo que son hombres: caminan, se sientan, comen y duermen, debemos interpretar su origen como humano.

Pero yo quiero darle otra interpretación a “Vayerá”, y es como “manifestó”. Adonay se manifestó a Abraham con tres hombres enviados. Enviados como Jonás lo fue a Nínive. Y es que la Escritura nos enseña que el Eterno se manifiesta al ser humano con Él quiere.

Algunos religiosos encasillan al Eterno según su mente lo percibe o entiende, y eso es un error. Es un error porque entonces la grandeza del Eterno la reducimos a nuestra mente limitada.

¿Cómo entendemos al Eterno?, ¿Cómo se manifiesta el Eterno en nuestra vida?

Quizás estamos orando por una determinada forma de obrar. Esperamos que el Eterno se manifieste de una determinada forma o bendición, pero pensemos que quizás nos pueda estar hablando, o manifestándose en nuestra vida y no lo percibamos.

Abraham vió tres hombres, pero le hablaban la palabra de Adonay. Estemos atentos, no sea que confundamos lo que el Eterno nos está diciendo, con una mera palabra humana.

 

¡Shalom!

R. Mijael Sofer PhD