
Shalom estimados:
Hoy meditaremos sobre Génesis 32, sobre la porción tradicional de esta semana llamada “Vaishlaj” (y envió). Esta porción de la Torá tiene unos componentes especiales.
Nos relata el proceso del encuentro de Yacob (Jacob) con Esav (Esaú). Un episodio en la vida de Yacob cargado de angustia y desazón, más aun, de miedo por su vida y la de los suyos. Somos testigos de su estrategia para enfrentar esos miedos.
«Líbrame, te ruego, de la mano de mi hermano, de la mano de Esaú, pues yo le temo» (32:11).
Temía a Esaú y al mal que le pudiera causar, por eso clama.
Y es que en muchas ocasiones sólo nos acordamos del Eterno para pedir, pero poco para destinarle nuestra alabanza.
Distribuye la caravana, como sabemos, en dos grupos y luego pasa por aquel riachuelo, a las mujeres, las criadas y a sus hijos. Y dice el texto que él quedó sólo.
Y que fue en esa soledad cuando él tuvo el famoso encuentro con el malaj que Adonay había mandado.
Pero quiero hacer un paréntesis ahora y hacer énfasis en algo que pasa desapercibido en castellano.
El pasaje contiene tres palabras que tenemos que percibir para poder captar algo importante:
- Yacob (suplantador, el que cogió por el talón)
- Yaboc (esparcido, separar)
- Yeabeq (y luchó)
Este hombre fue un tramposo desde que nació, por eso su nombre fue Yacob. Murió a los 137 años. A los 90 aproximadamente es cuando tiene el encuentro. Lo que significa que vivió 90 años con el peso del «estafador», «suplantador», «engañador».
¡Mucho tiempo para que un hombre cargue con las culpas de su pasado!
Mamá ¿por qué me llamo Yacob?…. la respuesta debía ser como una bofetada para él. Si nosotros repetimos una y otra vez a un niño: ¡eres un…! actuará como cree que debe hacerlo en base a su estigma. ¡Cuidado con lo que les decimos a nuestros hijos!
Acampó en un lugar que ha sido identificado con un nombre: Yaboc (separar, esparcir), el vado de la separación. Donde dividió todo lo que tenía por temor a perderlo y a perder su propia vida, lo que era y lo que podía ser (su descendencia).
Pero llegado a este punto nos relaciona el texto con algo que hemos leído al principio:
Yacob se quedó sólo.
Y fue en ese momento que tuvo un encuentro con un malaj, un enviado de parte de Adonay. Él estaba en un lugar especial, lo llamó Majanáym porque unos ángeles le salieron al encuentro de parte de Adonay ¿recordáis? y cuando los vio dijo «Majené Elohim» campamento del Dío es éste. Y nombró aquel lugar Majanáym.
Algunos traductores de la biblia dicen que significa dos campamentos (majanaym) pero dos campamentos aparece más tarde en el texto (verso 7) cuando divide su campamento en dos partes y el texto dice: shení majanot (dos campamentos).
Con lo que majanáym no es el plural de campamento, sino un mayestático. Era un campamento poderoso, impactante, sublime. ¿Cuántos lo componían? no lo sabemos, pero tampoco importa el número. Sabemos que eran varios (malajim), pero no importa porque con uno bastó para cambiar la vida de Yacob y convertirlo en Israel.
Hasta lo pequeño del Eterno tiene capacidad para impactar tu vida.
«Mira, Jacob tuvo que quedarse sólo (lebadó) para tener ese episodio trascendental para su vida».
Muchos de nosotros hemos tenido que desperdigar todo lo que teníamos, perderlo todo (o estimarlo como pérdida, como Shaul) para que Adonay pudiese transformar nuestras vidas y cambiarnos en un verdadero Israelita, y verdadero judío.
Así Yacob, por haber pasado por » Yeabeq» fue transformado en Israel.
Yeabeq es traducido por pelear. No se han complicado mucho la vida. Abaq tiene dos acepciones: una es luchar, agarrar en la lucha cuerpo a cuerpo. Pero también se traduce como partícula insignificante, polvo, vapor, algo volátil y ligero.
El suplantador se quedó sólo y un ángel le indujo a discernir su insignificancia y su necedad.
Fijaros cómo fue y lo que pasó en ese episodio de su vida. Tan importante, que quedó marcado físicamente, pero más aun, psicológica y espiritualmente.
Peniel llamó al lugar, y traducen desacertadamente: porque vi cara a cara. ¿Es esto literal? NO, ¿qué significa, pues?
Peniel viene de “Pana” significa girar, voltear, enfrentar, cambiar.
Elohim le cambió, transformó su vida.
«vi a Elohim cara a cara y fue librada mi Vida”. No es vida, sino alma “nefesh”.
La Palabra Raa se traduce por “ver” literalmente o figurado, discernir, entender, reflexionar.
Lo que debemos concluir de la siguiente forma:
«Yacob (que era un suplantador), en la angustia y en un momento de soledad, en la situación más trágica de su vida, es transformado interiormente y marcado exteriormente para que jamás olvide ese encuentro con el ángel de Adonay».
Por eso te digo: NO valores tu soledad como algo negativo, algunos fueron transformados en ella.
Estate atento a aquello que el Eterno te envía (Israel vio a los ángeles).
Déjate transformar por Adonay y que él haga su obra en ti.
No puedes olvidar todo lo que ha hecho Adonay en tu vida. No lo olvides, porque aún queda mucho por hacer en ti.
Barejú et Adonay hamevoraj!
Shalom
Rab. Mijael Sofer PhD.