La vida está llena de circunstancias injustas, que nos gustarría cambiar, que deberíamos cambiar y que, en algunas ocasiones cambiamos.
Las elecciones políticas tienen ese objetivo.
El Tanaj está lleno de situaciones, de vidas, de circunstancias, que sufrieron cambios. No por »elecciones», que entonces no existía. Existía el derecho de conquista, que el Eterno utilizaba como parte del desarrollo de su plan. Esos cambios fueron parte fundamental en el desarrollo de la voluntad divina con su pueblo.
variables como: el hambre (que los llevó a Egipto), el clamor (la liberación), la sequía (hizo que un esclavo se convirtiera en gobernador), un arpa (metió a David en la corte), o la muerte (fue como el Mesías nos redimió)
Lo que es invariable y seguro, es que para que algo cambie, debe producirse un suceso o situación diferente. La rutina siempre produce los mismos resultados.
Un ejemplo de la Escritura (Éxodo 4:24): Fue necesario una piedra de sílex como variable para que Guerson no muriera, pues Séfora utilizó una piedra y cortó el prepucio de su hijo.
No podemos ignorar algo importante: El Eterno nos ha dado dones y capacidades.
La cuestión es si esos dondes se transforman en variables, en piedras que cambian nuestras vidas y la de otros; o los ponemos en funcionamiento para conseguir nuestros propios intereses y gustos.
En la realidad, sin analogías o alegorías, la piedra siempre significa esfuerzo y sacrificio. Cualquier variable en nuestra vida requiere esfuerzo:
El embellecer un jardín; el crear un hogar; el tener una relación o un matrimonio; el tener hijos; el aprender música, y un largo etc.
Cualquier cambio requiere esfuerzo: sin esfuerzo no hay nada.
¿Qué se le reclama a Josué?: esfuérzate. Ser valiente requiere esfuerzo, nada comparable a ser cobarde (eso es lo fácil, no hacer nada).
Ser una variable en la vida de los demás requiere esfuerzo. Introducir una variable en tu vida, requiere esfuerzo.
Sin esas variables: seríamos aún esclavos, o no habríamos entrado en la tierra, o Josué no nos habría guiado, o ni siquiera habríamos nacido como pueblo, al no salir Abram de su tierra, o estaríamos aún sin salvación (por la superviviencia lógica del Mesías).
Recapacitemos: analicemos nuestra vida, pues de ello depende nuestra supervivencia.
¡Que seas tú una variable!