Iniciamos esta semana la lectura de Éxodo. La porción tradicional de la Torá que se denomina Shemot. La riqueza de la porción de esta semana es abrumadora. Su alto contenido en alimento de lo alto daría para varias semanas. Por si alguien no lo sabe, en la antigüedad la lectura de la Torá se desarrollaba a lo largo de tres años, y no de uno como lo es ahora. Pero esa es otra historia.
Quiero reflexionar sobre un mensaje que quizás no se percibe de forma nítida, está recogido en el capítulo 3. No voy a hablar de la zarza, del hecho portentoso, ni de la respuesta a la pregunta de Moshé, ni de los mensajes tan conocidos de este pasaje. Quiero reflexionar sobre lo recogido en 3:11.
En cada momento seré lo que deba ser, lo que tenga que ser, y lo será de una forma perfecta, pero con una perfección desconocida para nosotros. Es en esa manifestación del Eterno, cuando Él nos informa del contenido del contrato que suscribió con nosotros:
¡Ha llegado el tiempo de recordar Pesaj! Para algunos es la fiesta por excelencia. La fiesta de nuestra liberación para la inmensa mayoría de los judíos del mundo y también la fiesta que recuerda la liberación de los judíos para el cristianismo.
La parashá de esta semana se denomina “Vayakhel”, significa “Y congregó”. El Texto recoge cómo Moshé transmite al pueblo de Israel las órdenes del Dío. Órdenes concretas y concisas, que todos debían obedecer. Once veces recogen los capítulos 35 al 39 la palabra “tzivah”, ordenó.
El texto en cuestión en este día, es un tanto peculiar.
Tiene unas características diferentes a otros. Normalmente entendemos que pecado es la desobediencia a la Torá de Adonay. Pero lo que hace a este pecado diferente es que la Torá no había sida aun promulgada (…)
El término terumá («ofrenda») se menciona tres veces al comienzo de la Sección de la Torá de esta semana, pero nos centraremos en el verso 2:
“Di a los hijos de Israel que recojan una ofrenda para mí. De todo varón generoso de corazón recogeréis una ofrenda para mí.” (…)
La palabra hebrea “mishpatim”, que significa reglas o normas. No normas para salvarse, como los necios creen, sino para vivir. La porción de esta semana, contiene una de las aseveraciones más importantes del pueblo de Israel (…)
Yitro era un sacerdote de las tribus que habitaban en Arabia, él era un sacerdote pagano. No era hebreo, y Sefora, su hija, tampoco lo era (según los ortodoxos, los hijos de Moshé no eran parte de Israel, no eran judíos …)
Shalom. ¿Qué tal la semana?, ¿ha sido buena?, ¿ha vivido momentos agradables?, ¿ha sido útil para su familia, comunidad, amigos? Las respuestas a estas preguntas (…)
El relato de esta semana contiene una descripción detallada de la primera consagración. Esta consagración es un acto superior y escapa al contenido de la Torá. En la Torá se especifica el orden de los sacrificios y ofrendas. Nadie fuera de los cohen podía oficiar, pero aquí vemos a uno, que de forma explícita, estaba por encima del Cohen haGadol, y ese era Moshé. Moshé fue el comisionado de forma expresa y detallada para consagrar a Aarón y sus hijos.
Pekudey, פקודי (Rendir cuentas) Exodo
Hay una pregunta que suele resonar en nuestro subconsciente. Nos la hacemos todos aquellos que tenemos e.p.r., es decir “estructura de pensamiento religioso”. Un joven se la hizo al Mesías, aunque de una forma un poco diferente: ¿Qué haré para heredar la vida eterna?