Si nos diese por hacer una encuesta y preguntar: ¿Cuál es la plegaria más repetida?, las respuesta es lógica: La Shema.
En la porción de esta semana, la encontramos en el capítulo 6, verso 4.
La recitamos tantas veces, a los largo de toda nuestra vida, que quizás hemos dejado de ver con claridad lo que el Eterno nos quería decir.
En las múltiples entrevistas que mantengo suele repetirse una afirmación: “Dios me habla donde estoy” (en su iglesia, comunidad, parroquia, etc.)
Y en esta dinámica, tienden a realizar una asociación de ideas: como el “Eterno les habla asistiendo a ese lugar en concreto, la presencia de Dios está allí”, o aún más: Dios no ve mal ese lugar y lo que se enseña en él.